Miércoles 29 de noviembre de 2017
OPINIÓN
El embrollo en el que vive España, como consecuencia del régimen político del 78, ha alcanzado su particular desastre en la declaración del Parlamento de Cataluña, como resultado de ese apócrifo referéndum celebrado el pasado 1º de octubre del año en curso. A nadie le pilla de sorpresa la situación, aunque para la mayoría, escenas como las vividas semanas atrás por parte de los responsables políticos del régimen autonómico catalán, no serían posible en esta nueva etapa porque ya el Estado habría descentralizado la Administración; una maniobra capaz de devolver a las regiones su capacidad de autogestión, y dejar precisamente al Estado en quiebra política y económica. Esto no se lo creían ni los que hicieron posible el régimen de las Autonomías, es decir, los que definieron la esencia del Estado actual, su esqueleto.