Lunes 14 de mayo de 2018
SOCIEDAD
El sugerente título de esta publicación, a la que dedico muy poco tiempo, cosa que espero resolver en breve, me inspira ante una fecha como la del dos de mayo, un pequeño homenaje a los españoles que murieron aquel día del año 1808, en que el honor y el orgullo español se enfrentaron al mejor ejército del mundo, que mandaba Napoleón Bonaparte. Hechos heroicos, que tuvieron por escenario los rincones de las estrechas calles del centro de Madrid, en la que los lugareños se enfrentaron a los soldados imperiales en franca desventaja, con utensilios domésticos, pero a los que igualaron o superaron en afán y en entrega.