ANTE EL DÍA DE LA HISPANIDAD
Por
Honorio FEITO
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honoriofeitogmailcom/12/12/18
lunes 16 de octubre de 2017, 10:27h
El coronel de Caballería, Eladio Baldovín Ruiz, recoge en su libro Cuba, el desastre español del Siglo XIX, una carta del Conde Aranda, ministro de Carlos III, dirigida al Rey en septiembre de 1783, después de la firma del tratado en el que Inglaterra reconocía la independencia de los Estados Unidos y acordaba la paz con España y Francia, en la que subrayaba las dificultades de conservar nuestro dominio en América: Jamás han podido conservarse por mucho tiempo posesiones tan vastas colocadas a tan gran distancia de la Metrópoli.
Y advertía que esta república pigmea (Estados Unidos), que había necesitado de dos potencias como España y Francia, crecería hasta engullir a las Floridas para conquistar el Golfo de Méjico, y continuaría hostigando a España para hacerse con su vasto imperio que no podemos defender… Profetizó el Conde de Aranda una evidencia constatada por Arnold J. Toymbee siglo y medio más tarde, para quien un imperio nace, se desarrolla y alcanza el máximo esplendor antes de comenzar su decaída, que suele coincidir con el nacimiento o desarrollo de otro imperio que heredará la hegemonía de aquel.
Juan Francisco Yela Utrilla incluyó en su obra España ante la independencia de los Estados Unidos, dos citas dignas también de recordar ahora, ante la fecha del 12 de Octubre, Día de la Hispanidad. Se refiere la primera al comentario de George Washington a John Sullivan, y está directamente relacionada con lo que dice la carta del Conde de Aranda: Es de esperar que esta formidable alianza de los Borbones, no dejará de lograr el establecimiento de la Independencia de América en Breve. La segunda cita histórica pertenece al ex presidente Gerald Ford, durante la visita oficial del entonces Rey de España, Juan Carlos I, a la Casa Blanca, en junio de 1976: España y América pueden recordar con orgullo aquel grupo de valerosos españoles que al frente de Bernardo de Gálvez nos ayudaron hace doscientos años en nuestra lucha por la independencia…
UN RECUERDO DESVANECIDO
A pesar del recordatorio del ex presidente Gerald Ford, no ha venido siendo habitual el recuerdo del importante papel jugado por España en la independencia de los actuales Estados Unidos. Un error, probablemente, achacable a nuestra política exterior, carente de una permanente presencia bien diplomática o bien a través de oficinas culturales, con las que mantener nuestra presencia y hacer valer nuestras aportaciones históricas, literarias y artísticas. También hay que tener en cuenta que, tras el desastre del 98, España desaparece prácticamente del mundo, y en una actitud introvertida, sufre la conmoción que supuso la pérdida de los últimos territorios, y la quiebra social interna fruto de las derrotas y de la falta de perspectivas futuras al término de la Restauración. Leer las crónicas de las reuniones que se celebraron en 1905 en París, entre Estados Unidos y España para la firma de la paz, tras la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam (casi siempre olvidada por la prensa, y ahora de plena actualidad por las amenazas del impresentable mandatario norcoreano Kim Jon-un), y comprobar el estado de incapacidad de la delegación española, encabezada por Montero Ríos, sonroja al más tibio observador.
Ante esta nueva cita, correspondiente a 2017, y cuando creíamos que teníamos superada la Leyenda Negra, un concejal del Ayuntamiento de Los Ángeles (California), ciudad fundada por el gobernador español Felipe de Neve el 4 de septiembre de 1781, que tiene apellido irlandés y ancestros en la tribu india de los wyandotte, ha decidido cambiar la celebración del Columbus Day, o día de Colón (el nombre y la obra de España hace ya tiempo que desapareció de las celebraciones norteamericanas), por el llamado Indígenous People´s Day, o día del indígena. Suele ser una costumbre que los protestantes británicos homenajeen a los pueblos que someten, echando además la culpa a los españoles y ese debe ser el principio de Mitch O´Farrel, concejal del distrito 13, y encargado de los asuntos indígenas, que ha puesto a Cristóbal Colón y al pobre Fray Junípero Serra como ejemplos de la extorsión de los indios americanos… olvidando que Colón no llegó a pisar el territorio de lo que hoy son los Estados Unidos, y Fray Junípero, el mallorquín de Petra, se dejó los muñones de sus piernas cristianizando a los nativos americanos que encontró a su paso en la península de California. Desconociendo, ignorando u olvidando además que tanto el padre Vitoria como el padre Las Casas fueron dos firmes defensores de los derechos de los nativos.
Mithc O´Farrel pertenece a esta clase de políticos –globalizados- que se caracterizan por su ignorancia suprema, unida a la maldad como sistema, con que trepan hasta llegar a los cargos públicos. Un paisano suyo, Charles Fletcher Lummis, nacido en Lynn (Massachsetts) en 1859, dejó escrito: He recorrido unos dos millones de millas de Hispanoamérica, no como turista, sino como hijo del país; con cartas oficiales de recomendación para diversos Gobiernos y poniéndome en relaciones con ellos, pero familiarizándome al propio tiempo con gente de todas clases sociales… y a su regreso a Los Ángeles fundó el Southwest Museum, para el que donó su famosa biblioteca particular, la más rica en libros referentes a la América española o Hispanoamérica –no la horterada de Latinoamérica que inventaron los horteras norteamericanos (y que mantienen los horteras sudamericanos y españoles)- y que engrandeció con una colección de objetos arqueológicos valorados entonces en unos cien mil dólares.
LA CONQUISTA DE LA PAZ
Si apasionante es la lectura de este libro de Lummis, titulado Los exploradores españoles del Siglo XVI, el capítulo VII, dedicado a Los fundadores de iglesias en Nuevo Méjico, es un auténtico deleite para el lector. Nos cuenta Lummis las muchas dificultades para los religiosos que tuvieron que atravesar desiertos y zonas inhóspitas teniendo su vida pendiente de un hilo, por los peligros propios del terreno y por el acecho de los apaches y de los navajos. La primera iglesia fundada en Estados Unidos fue obra de Fray Francisco Pareja, en Florida, en 1560, pero ya entonces había un buen número de iglesias fundadas por los españoles en América. Centrado este capítulo en los estados de Nuevo Méjico y Arizona, describe al primero como un páramo por espacio de trescientos cincuenta años, y advierte :ni el desierto ni los indios pudieron frustrar aquel fervoroso celo…
En 1540, la expedición de Francisco Vázquez de Coronado a Nuevo Méjico contó con la presencia de varios religiosos, que hicieron una gran labor. Allí se fundó la segunda iglesia en territorio de lo que hoy son los Estados Unidos; fue en septiembre de 1598 por parte de los diez religiosos que acompañaban a Juan de Oñate, era una capilla pequeña construida en San Gabriel de los Españoles, que cambiaría su nombre más tarde por el de Chamita, y cuyas ruinas aún eran visibles en 1640, según nos cuenta el autor norteamericano. En 1606 se levantó la tercera iglesia y en 1622, Fray Alonso de Benavides comenzó la de Santa Fe que se terminó en 1627. Diez años antes, había ya once templos para el culto construidos en el territorio de Nuevo Méjico, en un ejercicio que el propio Lummis considera de asombrosa la proeza de cada misionero solitario, porque, en la mayoría de los casos, estaban en la más absoluta soledad rodeados de indios hostiles, en medio de la nada, a cientos de kilómetros de hombres que compartieran su lengua, su cultura y su religión. Este esfuerzo también es la Historia de España, habitualmente eclipsada por las gestas militares, y desconsiderada por políticos como este O¨Farrell, sin que por nuestra parte hallamos hecho nada por remediarlo durante siglos.