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LOS FILO-ESTALINISTAS PREPARAN SU VENGANZA
Por
Honorio FEITO
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honoriofeitogmailcom/12/12/18
viernes 02 de marzo de 2018, 11:56h
En alguna ocasión, he escrito que uno de los pocos favores que debemos a José Luis Rodríguez Zapatero (que Dios mantenga alejado de nosotros por los siglos de los siglos), es el haber despertado nuestras conciencias y habernos obligado a aplicarnos en la tarea de recordar nuestra gran Historia; de obligarnos a aprender, o a conmemorar, aquellos pasajes distraídos por el paso de los años. Incluso, de habernos despertado el deseo de contrarrestar lo que consideramos un despropósito tras otro, cuando los filo-estalinistas abanderan extraños argumentos de escaso rigor. La famosa Ley de "memoria histórica", que no ha provocado más que la división y el enfrentamiento entre españoles, porque es una Ley revisionista, caprichosa, anti democrática y sectaria, se les ha quedado corta y es por eso que, desde hace meses, están preparando una segunda entrega en el Congreso de los Diputados.
El proyecto de ley, presentado por Margarita Robles en nombre del PSOE, y apoyado, cómo no, por Podemos, ya no es un despropósito en toda regla, sino una venganza que amenaza, si sale adelante, con llevar a la cárcel a quien ensalce al régimen franquista. Es decir, nos obliga a aceptar que los españoles somos la consecuencia de una erupción espontánea, que ocupó el terreno yermo de ese erial que fue, durante siglos, esta piel de toro que, por lo que se ve, no ha tenido historia o ha tenido un mal sueño desde el comienzo de los tiempos. Y conviene matizar que, en este caso, ensalzar no es sino apelar a los logros, innegables, conseguidos durante los casi cuarenta años que el Generalísimo estuvo en el poder, que son la antesala de la España que tenemos hoy.
El proyecto de Ley supone una vuelta de tuerca, en ese torno en el que tratan de colocar a media España, y su propósito no es tanto un acto de justicia, que sería un reconocimiento deseable para la inmensa mayoría de los españoles, para el derrotado en la Guerra Civil de 1936-1939. El proyecto de Ley, todavía sin aprobar, ha puesto el listón en el punto de referencia para el futuro; marca el lugar a tener en cuenta, la referencia, el mojón para que nadie olvide, si no saliera aprobado ahora, de dónde habría que partir de nuevo, si las circunstancias lo hacen viable. O sea, no pasa la página de un suceso ocurrido hace ya 70 años, reverdecido por parte de quienes no participaron por razones de edad, y no se pueden considerar, bajo ningún aspecto, herederos del Frente Popular.
En una palabra, este proyecto de Ley es fruto de la nueva izquierda visceral, revanchista, sectaria y caprichosa, que nada tiene que ver con aquella otra que defendió sus ideas en el conflicto armado. Porque en aquella contienda civil entre españoles, en el Frente Popular hubo dos grupos bien diferenciados: los que defendieron con su vida sus ideas y perdieron, y tomaron el camino del exilio, los que pudieron, para regresar gracias a los decretos de indulto, y unirse a la España del desarrollo económico y social; y los que cobardemente, de manera vil y traidora, ejercieron la violencia, la violación, la profanación y los actos de latrocinio, y empujaron a una parte de la población a una guerra fratricida, incluso, cuando ya sabían que la estaban perdiendo, y robaron y se llevaron el oro y las joyas no de los ricos, ni de las grandes familias terratenientes, sino las de aquellas familias humildes que entregaron en las casas de empeño, pequeñas alhajas de la herencia familiar, con un alto valor nostálgico, con el único propósito de obtener unas pesetas con las que dar de comer a sus hijos, y con la esperanza de poder recuperarlas en un futuro.
¿A quién representan, entonces, los instigadores de esta ley que anuncia cárcel, incluso, para quien ensalce al régimen de Franco de palabra? ¿Bajo qué principios democráticos está inspirado el proyecto y se inspiran sus autores?
Ya no sirve hacer mención de los pantanos, las obras de infraestructura heredadas en 1975; la Seguridad Social, o las leyes de vertebración social; la creación de Montepíos; las pagas extraordinarias; las viviendas de protección social; los planes de Educación y Descanso, que permitían a los obreros disfrutar sus vacaciones pagadas…, porque estos argumentos les entran por un oído y les sale por el otro. Les da lo mismo ¡so! que ¡arre! Sin más. La estrategia, ahora, consistirá en combatir -desde los argumentos, se entiende- a cada uno de cuantos esgriman este propósito revisionista, caprichoso, anti democrático y sectario.
Para la mayoría de los españoles, no supone un gran esfuerzo entender que los miembros de Podemos puedan apoyar proyectos como éste, porque en su intento de reformar el mundo hacia el modelo que ellos avalan, contemplan el caos como medio de cultivo para alcanzar sus objetivos. Me pregunto, ahora, ¿Por qué una persona como Margarita Robles, cuya formación es la de juez, desestima su formación y la cautela que se le supone por su formación, para avalar un proyecto que choca con la Constitución y, sobre todo, con la Justicia y con el sentido común? A mí no me supone un esfuerzo imaginar la respuesta, que creo que está en la mente de todos, pero aún voy más allá, ¿apoyan las bases del PSOE este proyecto de ley? ¿Qué parte de militantes, de los que quedan en el PSOE, se identifica con este proyecto de ley revisionista, caprichoso, anti democrático y sectario? ¿Han virado, ideológicamente, los afiliados del PSOE desde la socialdemocracia hacia posiciones marxistas, o es una estrategia de Pedro Sánchez y de su portavoz en el Congreso de los Diputados? ¿Lo que busca Margarita Robles es crear, a través de esta ley, una junta depuradora que vele por la pureza ideológica filo estalinista de una realidad trasnochada? Y, si es así, ¿Dónde, entonces, se situará ella?