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OPINIÓN

En el conflicto del taxi, como se ha dado en llamar a la protesta del taxi convencional contra las nuevas plataformas VTC, que algunos españoles venimos padeciendo desde hace unos días, y que ocupan los espacios informativos y protagonizan el colapso en las importantes ciudades españolas, no se ha tenido en cuenta la opinión del tercer factor, el más importante, que es el que representan los usuarios

Artículo de Ricardo Alba

Hoy día del Corpus Christi, tras acompañar al Santísimo por las calles de Toledo, en mi calidad de Hermano Mayor de la Hermandad de Ntra. Sra. Santa María del Alcázar, he podido comprobar el fervor religioso que se manifestaba, donde miles de personas que abarrotaban la ciudad, rezaban y cantaban juntos escuchándose por los altavoces instalados en el recorrido procesional pidiendo a Nuestro Señor por España, y el fervor patriótico, expresado una vez concluida la procesión, en los aplausos y vítores a España que estallaban al paso del desfile de las FFAA que habían cubierto carrera por todo el itinerario.
Portada del Diccionario de Historia de España de Honorio Feito
Portada del Diccionario de Historia de España de Honorio Feito

LECTURAS PARA PROTEGER LA MEMORIA HISTÓRICA

La desfachatez con que han intentado imponer la ley de Memoria Histórica, que en plan de chunga, muchos titulan histérica, con la consabida maldad que adorna las acciones de los torpes, ha hecho brotar, en contraposición, sacudiendo las conciencias de los españoles que no están dispuestos a tragarse el marrón, una colección de trabajos, en forma de libros, artículos y ensayos, nada desdeñable para la Historia, que contrarrestan las argucias de los malintencionados, y subrayan los aciertos de los que siempre miran al futuro con esperanza.
Oviedo, destruida durante el asedio del Frente Popular, no tuvo un Picasso que retratara la dureza de los ataques
Oviedo, destruida durante el asedio del Frente Popular, no tuvo un Picasso que retratara la dureza de los ataques

LOS FILO-ESTALINISTAS PREPARAN SU VENGANZA

En alguna ocasión, he escrito que uno de los pocos favores que debemos a José Luis Rodríguez Zapatero (que Dios mantenga alejado de nosotros por los siglos de los siglos), es el haber despertado nuestras conciencias y habernos obligado a aplicarnos en la tarea de recordar nuestra gran Historia; de obligarnos a aprender, o a conmemorar, aquellos pasajes distraídos por el paso de los años. Incluso, de habernos despertado el deseo de contrarrestar lo que consideramos un despropósito tras otro, cuando los filo-estalinistas abanderan extraños argumentos de escaso rigor. La famosa Ley de "memoria histórica", que no ha provocado más que la división y el enfrentamiento entre españoles, porque es una Ley revisionista, caprichosa, anti democrática y sectaria, se les ha quedado corta y es por eso que, desde hace meses, están preparando una segunda entrega en el Congreso de los Diputados.
El expresidente del gobierno, Felipe González Márquez, se asomó a las páginas del periódico El Mundo, el pasado domingo día 4, para darnos algunas opiniones sobre la situación actual de España y del mundo. De la entrevista, destaco el lamento: "Me gustaría identificar un proyecto de España, que alguien me explicara en media hora qué quiere para este país en los próximos cinco o seis años".
Intentaré no permitirme la licencia de jugar con el significado de su apellido, pero el diputado de la Esquerra Republicana por Barcelona, Gabriel Rufían Romero, debe pensar que pasará a la historia del parlamentarismo español como uno de los más originales parlamentarios de nuestro constitucionalismo reciente. No se lo crean. El siempre recordado Luis Carandell, que alcanzó fama también como comentarista de Cortes y animaba los telediarios de la Primera de TVE con anécdotas acerca de Sus Señorías, nos mostró algunos de los momentos jocosos habidos en el Palacio de las Cortes, de la carrera de San Jerónimo.
Uno de los últimos gestos imputables al gobierno del señor Rajoy Brey ha circulado por las redes con la penosa calificación de vergonzante. Me refiero al menú con que han obsequiado a los policías y guardias civiles desplazados a Cataluña, que ¿sobreviven?, en el barco Rhapsodia, el 24 de diciembre, Nochebuena. El menú ofrecido a los policías ha consistido en unos espaguetis, cuatro croquetas grasientas y un trozo de pescado congelado rebozado, según las informaciones que se han publicado, y la fotografía que ha circulado por las redes sociales.
El señor Iceta se ha quitado la máscara para proponer la creación de una Hacienda catalana encargada de gestionar el cobro de impuestos, de todos los impuestos, para que luego liquide que con Estado central aquellos importes correspondientes a los objetivos que aún no han sido transferidos. Una Hacienda federal, que es una palabra que llena e imposta a los socialistas desde hace décadas, un paso más en la desintegración de lo que queda de la España unitaria.
Dentro de la mística ortodoxa que impulsa los ánimos de algunos políticos actuales, herederos de la desdichada derrota de 1936-1939 (y yo me pregunto si, en una guerra civil ¿gana alguien o perdemos todos?, pero ellos no se preguntan eso, esa es una de las diferencias), el ayuntamiento de Tineo, que gobiernan ¿los socialistas?, ha decidido quitar el nombre del general Fernández-Capalleja de la calle que tenía dedicada.
El embrollo en el que vive España, como consecuencia del régimen político del 78, ha alcanzado su particular desastre en la declaración del Parlamento de Cataluña, como resultado de ese apócrifo referéndum celebrado el pasado 1º de octubre del año en curso. A nadie le pilla de sorpresa la situación, aunque para la mayoría, escenas como las vividas semanas atrás por parte de los responsables políticos del régimen autonómico catalán, no serían posible en esta nueva etapa porque ya el Estado habría descentralizado la Administración; una maniobra capaz de devolver a las regiones su capacidad de autogestión, y dejar precisamente al Estado en quiebra política y económica. Esto no se lo creían ni los que hicieron posible el régimen de las Autonomías, es decir, los que definieron la esencia del Estado actual, su esqueleto.
El gesto de Puigdemont, de huir a Bruselas para tratar de convencer a los mandamases europeos de su verdad recuerda, históricamente, a la también huida de Antonio Pérez, secretario de Felipe II, tras cometer otro crimen, casi de Estado, como fue el asesinado de Escobedo, el secretario de don Juan de Austria. Ya sé ya sé que las comparaciones son odiosas. Antonio Pérez, como ahora Puigdemont, con sus pantomimas y huidas, con sus actos, sus llamadas de atención de las cortes extranjeras, fue uno de los iniciadores de la leyenda negra, que ahora Puigdemont trata de mantener viva.
Si algún iluso pensaba que, tras el anuncio el sábado pasado de la puesta en marcha por entregas del artículo 155 de la Constitución, lo de Cataluña estaba en vías de resolverse, se ha equivocado. Se debería entender que una vez anunciada la medida por el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no cabe ya la vuelta atrás, pero resulta que no es así. Sigue existiendo un mensaje de advertencia hacia Puigdemont, una especie de invitación a la retractación, una exhortación para avenirse a razones que parece presidir este conflicto desde su inicio hasta el punto al que hemos llegado
El Gobierno que preside el señor Rajoy venía señalando el domingo, día 1º de octubre, como fecha talismán para abortar las pretensiones de los independentistas catalanes. Escribo al filo de la media mañana de este domingo, día primero de octubre, mientras los medios audiovisuales y la prensa digital dan cumplida cuenta de la actuación policial en muchos improvisados colegios, y al tiempo que la prensa tradicional recoge en sus ediciones de hoy los documentos gráficos y las crónicas de las manifestaciones de ayer, cuando la Bandera presidió las plazas mayores de muchas ciudades y pueblos de España; cuando, por una vez, la España dormida parece haberse despertado del amargo letargo a que fue sometida por la partitocracia
Consumada ayer la traición a la unidad de España en el Parlamento de Cataluña, ante la estupefacción y la impotencia de un gran parte de la sociedad española y catalana, el Gobierno nos anuncia hoy la bajada del IVA del cine del 21 al 10 %, seguramente, Mariano Rajoy no quiere, en estos momentos, ver a los Bardem agitando en la calle a los intelectuales. Los españoles esperaban que hoy, 7 de septiembre de 2017, el día amaneciera con la noticia de que el Gobierno había decidido aplicar el artículo 155 de la Constitución, y acabar con esta pesadilla. Desarticular la trama insidiosa y pueril que un grupo de descerebrados ha tejido hasta convertir a una buena parte de la sociedad catalana en sustento de sus acciones, después de llevar a término una labor de adoctrinamiento gracias a las transferencias en materia de Educación, con total impunidad y sin considerar las numerosas denuncias de las familias que veían a sus hijos como cobayas en la escolaridad catalanista.
La España oficial, que no la real, ha organizado los actos conmemorativos de los cuarenta años de lo que ella misma, y sus heraldos, llaman democracia. La celebración ha levantado polémica porque el Rey Emérito no fue invitado a los actos. La prensa oficial, no la que es políticamente incorrecta, ha salido al paso del tinglado sobre la polémica ausencia de Juan Carlos I, mientras la patata caliente sobre la no invitación al monarca emérito se la han estado pasando entre Zarzuela, el Congreso que preside Ana Pastor, y Moncloa, que al parecer, marca también algunos actos de la agenda de los reyes (una de las versiones que circulan es que lo que han intentado es evitar un abucheo por parte de los podemitas).
Parece que nos pilla de nuevas, pero hay noticias que no vienen sino a confirmar las debilidades del sistema político actual. “la Tigresa”, Idoia López Riaño, la etarra que cometió la escalofriante cifra de 23 asesinatos, salió de prisión, dicen las crónicas, sin haber cumplido siquiera un año por cada uno de los 23 homicidios que se le imputan, aunque en su día fuera condenada a la pena de 2300 años de cárcel. Y los medios reflejan estos datos con cierta sorpresa, como si hubieran encontrado un agujero negro en nuestro sistema judicial.
¡Luz y taquígrafos! para la Presidenta de la Cámara Baja, doña Ana Pastor. ¡Con luz y taquígrafos!, como dicen que dijo don Antonio Maura, cuando afirmó que él, para gobernar, sólo necesitaba luz y taquígrafos. Ocurrió durante el tenso debate de la Ley de la reforma de la estiba, durante la intervención del diputado del Partido Popular por Castellón, Miguel Barrachina Ros, interrumpida en varias ocasiones por miembros de diversos partidos, especialmente, Podemos y sus afines. Pero el problema no fue el debate, acalorado, turbio, irritado, bien lejos de ser, a pesar de todo ello, una de esas páginas que gustan destacar a los cronistas. José Álvarez San Miguel, con la habilidad de un águila pescadora, me advierte del insólito momento, apenas recogido por la prensa especializada (ni por la ocasional). Interrumpiendo al ponente la propia Presidenta de Las Cortes, doña Ana Pastor, dijo: Señorías, al terminar la sesión voy a repasar el Diario de Sesiones. Voy a ver todas las voces que se han escuchado en esta sesión gracias a las taquígrafas. A continuación, les llamaré a Sus Señorías para retirar del Diario de Sesiones, porque ha habido en alguna ocasión que hasta cuatro o cinco de las palabras que he oído aquí, en la tribuna, me parece que van en contra del decoro de la Cámara y del decoro de sus señorías…
Convivencia Cívica Catalana ha publicado su informe relativo al ejercicio 2016, sobre el coste del régimen parlamentario autonómico. La disección de este informe, el análisis de sus datos, nos lleva a conocer el destino de millones y millones de euros, producto principalmente de nuestros impuestos, y la ligereza con que los políticos manejan este dinero tratando de abastecer tanto a sus partidos como a las personas que, en su representación, ejercen la actividad parlamentaria en las diferentes cámaras representativas de las 17 autonomías más las dos asambleas de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla.
Todo el mundo conoce aquella máxima romana según la cual la mujer del césar no sólo tiene que ser honrada, sino también parecerlo. La viñeta de Ricardo, en El Mundo, edición del jueves 4 de mayo de 2017, refleja la imagen de se tiene del Presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy Brey. Para los que no la han visto, una pequeña descripción: el señor Rajoy, echado sobre una tumbona, se fuma un habano con deleite mientras despacha con la vicepresidenta, la señora Soraya Sáenz de Santamaría. Una morcilla recuadra el diálogo, en el que el Presidente le dice a su interlocutora que ha tenido que dar mucho a los vascos para sacar los presupuestos… y ella, con aspecto de colegiala avispada, disciplinada, con carita de empollona, parece asentir positivamente…
El último escándalo, hasta el momento, sobre la corrupción en España, que llevó al ex presidente de la Comunidad de Madrid, el popular Ignacio González, a prisión, ha vuelto a provocar un estado de depresión en la voluntad de los españoles. Digo el último escándalo hasta el momento porque estoy seguro que este ovillo no termina, por desgracia, con el feo asunto de González y su cuadrilla, familiares, testaferros y altos directivos de las empresas afectadas, o citadas, en el auto del juez Eloy Velasco, el Canal de Isabel II y la Agencia Informática y Comunicaciones de la Comunidad de Madrid. Creo que la mayoría de los españoles saben que este turbio asunto, llamado Operación Lezo, pasará a un segundo plano, como los anteriores, ante el hallazgo de otro nuevo asunto de corrupción política más. Y en eso andamos desde hace unas décadas.
Observo que los españoles nos hemos convertido en personajes ajenos al sentido común. Nos rayamos, como dirían los jóvenes, por todo, o casi todo. Cuando es la izquierda la que sacude, los hay que buscan referencias similares en la derecha para equilibrar las culpas, para que ninguna de las dos opciones parezca salvadora ante la oponente, que es una forma de no reconocer las pocas veces que uno u otro aciertan, como si esto endulzara los errores. Se rebotan hasta los rebotados perennes, o sea, aquellos ajenos al sistema, por descontentos, que prefieren mantenerse al margen pero que no pueden evitar participar en el linchamiento, sea cual fuere el sacrificado.
El Diccionario de la RAE define síntoma como fenómeno revelador de una enfermedad, en su primera acepción, y en la segunda como señal, indicio de que una cosa está sucediendo o va a suceder. No estoy muy seguro de si el Diccionario recoge lo que los españoles entienden por síntoma, pero si escogemos la segunda acepción creo que podré argumentar que los síntomas que se perciben en España no traen buenas sensaciones. El primer síntoma es que al Parlamento se puede llegar de dos maneras: o trepando a través del sinuoso sendero de cualquiera de los partidos al uso, o buscando la manera de interesar a unos cientos de miles de frustrados, con un mensaje más que esperanzador, de resentimiento hacia el todo.
La lectura sopesada del artículo titulado El Abrazo, publicado en el número especial de La Gaceta de la Fundación José Antonio Primo de Rivera, correspondiente al número especial sobre el 20 de noviembre, número 189, de fecha 18 del mismo mes, del que es autor don Enrique de Aguinaga, me anima a considerar algunas reflexiones. La primera de ellas es obligada y se refiere al comportamiento del fundador de Falange. Su entereza, su personalidad, su humildad, su generosidad “tras la tremenda conmoción de sentirse condenado a muerte, al principio de la vida, José Antonio se rehace y, sonriente, anima sus hermanos: “estáis salvados”. Es entonces –dice Aguinaga- cuando José Antonio tiene un gesto tan sublime que, a falta de una explicación inmediata, queda inadvertido. Comunicada la sentencia, José Antonio sube al estrado y abraza al Presidente, el magistrado Iglesias del Portal”.
Los gurús del establishment han acuñado un nuevo término: “populista”. La RAE lo define como la tendencia política que pretende atraerse a las clases populares. Pero todos sabemos que cuando los gurús del establishment acuñan un término suele ser con carácter peyorativo, hacia quien no comparte su credo político. Hace unos cuantos años, se emitía en TVE un espacio conducido por el académico Criado del Val, sobre el uso correcto del idioma español. Trataba en vano de corregir esos vicios que ponen de moda palabras a las que cambian su significado tradicional por otro más al gusto de las clases populares.
El general aragonés Romualdo Nogués y Milagro, entretenido e inspirado escritor por otra parte, nos dejó la reflexión del cura carlista de Magallón, al término de aquella primera guerra: “Dios no permitió que ganáramos porque los nuestros se hubieran vengado cometiendo tantos horrores como los liberales”. Me pregunto ¿qué habría pasado si la izquierda hubiese ganado la revolución de 1934 y, si como consecuencia, también la Guerra Civil de 1936-1939?
La inmensa vulgaridad en la que ha caído la sociedad española tiene su origen, probablemente, en el agotamiento del sistema partitocrático que, tras lo vivido en las últimas semanas, más el largo periodo decadente que venimos padeciendo, ha llegado hasta las últimas consecuencias. Esta situación tiene también sus exponentes, como el caso de la aparición de los llamados partidos populistas, cuyos mensajes tienden a una ruptura con el modelo clásico, en un intento de no identificarse con los habituales. Es probable que existan estudios acerca de esta situación y hasta puede que se hayan podido etiquetar conductas
El domingo 2 de octubre de 2016, El Zaragozano anunciaba en su santoral que era el día de los Santos Ángeles Custodios, de San Saturio, celebrado en Soria y de San Teófilo y San Leodegario. Los españoles nos sentimos protegidos de los podemitas (“arderéis como en el 36”, ¿recuerdan?), después del fiasco vivido el sábado en Ferraz. Ha sido un domingo de resaca, después de las intensas horas vividas el sábado en Madrid, pendientes de la resolución socialista acerca del “no es no” con que Sánchez nos asustó y nos mantuvo meses sumidos en la incertidumbre
El final del verano es el título de una canción que hizo famosa el Dúo Dinámico, Manuel Arcusa y Ramón de la Calva, a cuyos sones, bajo la tenue luz de una luna de verano, las jóvenes parejas despedían los romances vacacionales entre arrumacos y promesas epistolares. Pero el final de este mes de agosto (el verano aún llegará hasta San Miguel), nos ha entregado al debate de investidura en la persona de don Mariano Rajoy Brey, presidente en funciones del Gobierno de España, y aspirante a continuar en La Moncloa. Escribo al término de la primera, y fallida votación y tras asistir, durante algunas horas, a los rifi-rafes dialécticos. Ya decía el bueno de don Ramón de Campoamor que el mejor discurso oído en Las Cortes podía llegar a ser una obra de arte, pero que ese mismo discurso, leído en el Diario de Sesiones se convertía en un suplicio…¡imagínense, amigos, lo que serán estos debates para los investigadores de finales de siglo…!
Javier Fernández, presidente del Principado de Asturias, ha lanzado un órdago al ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, al retarle a decidir si recorta en sanidad, en educación o en servicios sociales, según recoge el diario La Nueva España en su edición del sábado 9 de abril de 2016. Este reto viene como consecuencia de la carta enviada por el Ministerio de Hacienda a la consejera Dolores Carcedo, en la que se exigen retenciones por gasto, al haber incumplido el límite por déficit en 2015. No es la única respuesta, en este tono, que Montoro ha recibido de las Comunidades Autónomas desde que su ministerio, en funciones, pusiera en marcha doce comunicados a otras tantas CCAA. Y hasta en algún periódico digital se llegó a hablar de la rebeldía de estos organismos autónomos hacia el ministro de Hacienda. Y lo curioso, que además denuncian los que han recibido estas cartas, es que Hacienda no indica en qué conceptos hay que contener el gasto por eso Javier Fernández, cuya queja se une a las de Susana Díaz y otros mandatarios, ha retado al ministro a que sea él, o los técnicos de su departamento, quienes tomen la decisión.
Hablan estos días los periódicos del elevado tono de la queja de España a Venezuela, tras los insultos proferidos por Nicolás Maduro al presidente en funciones, Mariano Rajoy, al que llamó “racista, basura corrupta y basura colonialista”. No hace falta demostrar la incapacidad política de Nicolás Maduro porque resulta una evidencia por sí misma. Si Maduro hubiera tenido la oportunidad de asomarse al mundo, desde esa guarida que le sirve de refugio y de parapeto, o de estar bien informado por la colección de etarras que acoge o por la legión de politólogos de origen español a los que contrata como asesores, se habría dado cuenta de que, precisamente, no es Mariano Rajoy un político con ganas de entrometerse en asuntos ajenos. Que vea, sino, lo que ha pasado en Cataluña en estos últimos cuatro años, o lo que ha pasado con los asuntos socio-religiosos, léase Ley del Aborto, o los temas relacionados con la educación o, sin ir más lejos, la famosa Ley de Memoria Histórica, cuya aplicación tiene el efecto de una dictadura tan férrea como la de Venezuela, a la que él no ha hecho nada por obstaculizar.
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